Cine: "El último duelo" de Ridley Scott, abuso y poder en la Edad Media

Hablamos de "El último duelo", la primera de las dos películas que Ridley Scott estrena en este final de 2021 y que, sin embargo, no ha tenido el éxito esperado en taquilla.


La vuelta de Ridley Scott a los 84 años este 2021 con dos películas en cines es, sin duda, una gran noticia que agradecemos los amantes del buen cine. Y si, además, lo hace con un largometraje que cuenta con un muy buen reparto, las expectativas son altas. Eso es lo que pasó con El último duelo, y no defraudó.

El último duelo nos cuenta el que fuera el último duelo juzgado en el siglo XIV, resultado del acoso de Jacques Le Gris a la mujer de su ex amigo, Jean de Carrouges, y que decidirá el destino de los tres personajes. El largometraje está protagonizado por Matt Damon, Ben Affleck (ambos participan en el guion de la película), Adam Driver y Jodie Comer.

Este buen reparto es justamente uno de los aspectos más positivos del filme, que además gana por su estilo al contar la historia, y también por su imagen, su ambientación y su guion. En definitiva, es un largometraje muy completo y que vamos a analizar con sus pros y contras.

Cuando una historia está bien contada

El último duelo es un filme que ya desde sus primeros minutos da ejemplo de lo que quiere ser. El comienzo es en el campo de batalla, y ya aquí nos damos cuenta de lo bien rodada que está. El sonido de las pesantes armaduras y la sangre brotando nos muestran esa magnífica ambientación en el medievo y lo difícil que eran las guerras entonces. Duras, con trajes que eran un lastre más que una ayuda y con menor estrategia. Pero la Edad Media (y casi todas las épocas de la humanidad) son momentos en los que la guerra dominaba la sociedad y no se pueden obviar en películas. 

De ahí, Ridley Scott nos va dando píldoras de la historia que más tarde desarrollará y en cada paso nos prepara bien para enseñarnos todo lo que necesitamos saber para comprender todo a su final. La fotografía tan buena que vemos al comienzo en la batalla, continúa durante todo el filme, con un tono de paleta grises, pero con esa genial ambientación que nos traslada con éxito. 

Y no solo eso es lo que nos hace entrar en la historia, sino también las convincentes actuaciones de sus protagonistas, pues todos ellos nos dan buena muestra del carácter de cada uno de sus personajes. Jodie Comer brilla con luz propia siendo Marguerite de Carrouges, pero lo hacen también Matt Damon como Jean de Carrouges y Adam Driver como Jacques Le Gris. Tampoco quiero dejar de mencionar el papel de Ben Affleck, al que muchos han cuestionado por no hacerlo creíble, pero yo opino totalmente lo contrario. El personaje al que interpreta Affleck, el conde Pierre de Alerçon, resulta ser uno de los más complicados, al representar el poder y la corrupción en un ser extravagante. Da un tono interesante fuera del trío protagonista. 

Por otro lado, los tres protagonistas del acto principal sobre el que gira la historia que se nos cuenta, se nos relata en tres actos que nos dan la visión de cada uno de ellos. Este es un valor añadido, que hace hincapié en la dificultad de las interpretaciones en esa época, pero también para entendernos desde nuestros años. Cada relato tiene matices que nos hace ver como una historia puede cambiar depende quien la cuente y que consecuencias tiene esto en la realidad. 

Un viejo conflicto en rabiosa actualidad

Aparte de su aspecto técnico, El último duelo también es un filme que gana por lo que nos cuenta y por como algunos de los problemas que se abordan siguen siendo hoy en día de actualidad. Sin ir más lejos, el acto principal sobre el que gira la película es una violación, algo que sigue, tristemente, en la orden del día, y que nos hace reflexionar lo que hemos evolucionado desde el siglo XIV y lo que todavía nos queda. Además de ello, también nos muestra el sufrimiento de las mujeres a través de las épocas, pero que no es muy diferente del que pueden sentir algunas todavía en nuestra sociedad. Scott nos quiere hacer reflexionar sobre los abusos sexuales desde una perspectiva histórica, pero sin perder actualidad.

No creo que se refiera exclusivamente al movimiento #MeToo y ni que este sea el único aspecto sobre el que nos quiera hacer reflexionar el director, pero es uno de ellos y lo hace, además, a través de un personaje femenino fuerte y decidido, sabiendo que la sociedad no la apoyaría y que podría sufrir un triste destino por contar el abuso sexual del que fue víctima.

Sin embargo, El último duelo es mucho más que eso. Es también una película sobre la corrupción del poder, de la separación entre la clase poderosa y la sociedad más baja. Y este es otro hecho que todavía se puede ver en nuestra sociedad, en el que las desigualdades existen y en el que los poderosos se aferran a lo suyo sin importar lo que suceda en capas más bajas. ¿Quizá se de esto porque los que gobiernan no son los más aptos para ello? Esta es solo una de las reflexiones que me acompañó mientras disfrutaba del filme.

En su virtud también caben defectos

Está claro todo lo bueno que tiene El último duelo pero el filme también tiene su aspecto negativo. El ritmo es lento y eso pesa en muchos espectadores, en mi caso se me hizo solo un poco pesada, pero se puede entender que pueda llegar a aburrir en algunos tramos, sobre todo porque en tres ocasiones se nos vuelven a relatar los mismos hechos solo con pequeños matices. Es cierto que esta triple perspectiva es enriquecedor en el relato, pero no sé si llega a funcionar para dar ritmo a una película que con otro planteamiento podría haber sido más redonda.

Matt Damon y Adam Driver son los dos protagonistas del "duelo final"


Si obviamos el resto de virtudes mencionadas, como su relato, su ambientación y su reparto, muchos pueden tildar El último duelo de un largometraje fallido y sin rumbo, que se podría resolver en una hora menos. Pero tampoco es el caso. Es en esos pequeños matices donde el director nos quiere mostrar su mensaje, nos da muestra del carácter de los tres personajes y nos da pinceladas de diferentes estratos de la sociedad medieval: la guerra (Jean de Carrouges), el poder (Jacques Le Gris) y la situación de la mujer abnegada al papel de esposa (Marguerite de Carrouges).

En definitiva, El último duelo es de mis películas favoritas del año y me resulta un filme muy recomendable por su aspecto técnico (ambientación, fotografía y reparto) y por lo que nos relata, ya que nos hará reflexionar sobre temas que continúan, tristemente, de actualidad.

Nota: 8'5 / 10

Cine: Otra ronda (Another Round), una reflexión sobre la vida

La mejor película extranjera en los Oscars 2021, Otra ronda, es un canto a la vida, a disfrutar de sus pequeños placeres, pero también una crítica a los excesos y sus terribles consecuencias. Analizamos el último largometraje del danés Thomas Vinterberg.



Los amantes del cine a los que nos gusta escaparnos de la vida de vez en cuando en las butacas de un cine, no lo estamos pasando bien en esta pandemia. Ese pequeño placer de evasión de la rutina ha permanecido inaccesible (y en algunos lugares todavía sigue así) y con él, un 'poquito' de nosotros. Así que cuando tuve ocasión de volver al cine no lo dudé, y la escogida fue Otra ronda (Another Round), que sigue siendo hasta hoy la única que he visto en cines en 2021. Y fue buen acierto.

Otra ronda, cuyo título original es Druk, es un largometraje dirigido por Thomas Vinterberg (Lejos del Mundanal Ruido, La Caza) y protagonizado por Mads Mikkelsen. La película nos cuenta como cuatro profesores de un instituto deciden hacer un experimento sociológico para ver como influye el consumo de alcohol en la vida diaria, y ver si eso les ayuda a mejorar en ella.



Un canto a disfrutar de la vida

Cuatro días antes de comenzar con el rodaje de la película, Thomas Vinterberg tuvo que sufrir la muerte de su hija Ida, quien iba a debutar en el cine porque la cinta se filmaba precisamente en su instituto. Esto hizo que el director, lejos de abandonar el proyecto, se sintiera obligado a rodarla por ahondar en el mensaje que quería transmitir, el de disfrutar la vida mientras la tenemos y ser felices. Si eso implica unos litros de alcohol en sangre, pues que así sea.

El consumo de alcohol es lo más conocido sobre esta película, y sí, aunque tiene importancia, es un elemento simbólico que podríamos extrapolar a cualquier pequeño placer que nos hace un poco más felices y que puede que no sea sano o políticamente correcto. Y creo que en ello está una de sus virtudes, ya que es fácil vernos en alguno de los momentos que viven los protagonistas con nuestra pandilla de amigos, lo que nos traslada el mensaje de manera más efectiva.

Cierto es que Otra ronda nos muestra los beneficios de tomar alcohol: nos vuelve más relajados y con ello viene más creatividad y espontaneidad, nos hace ser más nosotros mismos sin las presiones sociales. Y tenemos ejemplos reales de personajes que fueron asiduos en la toma de alcohol y brillantes en sus carreras como Winston Churchill o Ernest Hemingway. No con ello esto es algo que fomente que lo debemos hacer todos, para mí traslada la idea de que si disfrutas consumiendo alcohol, si lo haces con moderación te puede hacer bien porque te hace más feliz.


Porque, precisamente, Otra ronda también recoge el lado opuesto. Nos presenta también el perjuicio que hace el alcohol cuando toma el control de tu vida y su consumo se vuelve excesivo, y por tanto, peligroso. Lo que nos lleva al mensaje final: los pequeños placeres de la vida no son malos siempre que sean pequeños y no crezcan hasta engullirnos. 

Volviendo a la idea de que el mensaje que nos quiere dar es el de disfrutar la vida, este es un mensaje del que se dan cuenta cuando ven que el resultado de su experimento les ha llevado a perder aquello que daba sentido a su vida y que no se daban cuenta. Porque al final nos dice que sí, que nuestros pequeños vicios nos dan un poco más de felicidad, pero que esta se sustenta en nuestras relaciones familiares, con nuestros amigos y compañeros de trabajo, y en vivir con pasión aquello que hacemos diariamente. 

Una historia bien contada


Pero todo eso que ya hemos analizado, no llegaría a la audiencia de la manera correcta si no fuera por unas interpretaciones muy reales. Y es que los actores protagonistas hacen un buen trabajo para presentarnos personas con diferentes problemas y con los que no es difícil sentirse identificado. Si no te ves en sus problemas, puede que sí que lo hagas en las escenas de fiesta o de reunión con alcohol. Lo que ves es perfectamente trasladable a la vida real y eso hace que el mensaje llegue.

Mads Mikkelsen aporta personalidad a su personaje. 


Esto es culpa en parte de Mads Mikkelsen. El actor danés, con el que Thomas Vinterberg ya trabajó en La caza, se hace con la pantalla y aporta más personalidad a su personaje. Sin duda, su baile al final de la película es el perfecto colofón a esa interpretación. 

Otra ronda también funciona porque su idea principal es buena y original, esto podría ser algo nada fuera de lo normal sino fuera por el contexto en el que nos movemos en el cine actual lleno de remakes y de adaptaciones literarias. Y algo diferente es de agradecer. Pero una idea sola no es sinónimo de éxito, y al final es también la forma en la que se desarrolla, con un ritmo ni lento ni rápido, la que la completa. Aunque nos guste o no lo que cuenta, no se puede obviar la calidad de esta producción danesa en cuanto a la técnica.

¿Mensaje contradictorio?


Como hago siempre, vamos a dejar lo malo para el final. Otra ronda no es que tenga muchos defectos desde mi punto de vista, pero no es perfecta y os comento porque pienso esto. Recuerdo que lo que más me desconcertó al terminarla fue que no sabía realmente lo que nos quería contar. El mensaje sobre el alcohol y su consumo me costó encontrarlo, aunque cuando se digiere se logra saber lo que nos quiere transmitir. Esta duda es solo inicial.

Otra ronda se hizo con el Oscar a mejor película extranjera


El guion es seguramente su punto débil técnico al no destacar como sí lo hacen otros aspectos. En una película con un mensaje tan potente, creo que se le podría haber sacado más jugo a esto, y entonces sí, seguramente, Otra ronda hubiera sido más redonda.

Igualmente, Otra ronda es una de las mejores películas de este año que le valió el Oscar a mejor largometraje extranjero. Al poco de ganar este premio, se anunció que se hará un remake americano con Leonardo Di Caprio, veremos que nos aporta esta.

En definitiva, os recomiendo Otra ronda. Es una imperdible si queréis ver lo más destacado del año y una película original. No os dejeis engañar por su relación con el alcohol, hay más que eso.

Nota: 8,5 / 10

Literatura: reseña de El día que se perdió la cordura

Javier Castillo arrancó en el mundo de la literatura con un thriller, El día que se perdió la cordura, que se convirtió en best-seller, y desde entonces no ha parado de cosechar éxitos.

Creo que casi desde que salió a la venta no paré de escuchar sobre El día que se perdió la cordura y cada vez costaba encontrar más gente que no lo hubiera leído. No me llamó mucho la atención en su día, pero al final me entró curiosidad por el éxito de esta novela de Javier Castillo. Tras lo que me pasó con La verdad sobre el caso Harry Quebert de Joel Dicker y que a pesar de ser un mainstream me encantó, me animé a darle una oportunidad a este libro. Aunque el desenlace -hago spoiler aquí- no ha sido el mismo. 

Antes de ir directamente a lo que es el análisis del libro, vamos a hacer una pequeña introducción. El día que se perdió la cordura fue publicado primero por el propio escritor Javier Castillo a través de Amazon y más tarde por la editorial Suma, allá por 2017. A este le sigue una continuación, El día que se perdió el amor. Tras el éxito de esta bilogía, Javier Castillo ha publicado otros libros como La chica de nieve o Todo lo que sucedió con Miranda Huff, con los que ha seguido cosechando buenas ventas de libros.

El día que se perdió la cordura fue el primer libro de Javier Castillo. El escritor ha contado en numerosas entrevistas que esta novela se fraguó en sus viajes en tren a su trabajo, y que fue rechazado por las editoriales cuando envió el manuscrito. Por ello, decidió auto publicarlo en Amazon a un precio económico y en unas semanas, se vio abrumado por un éxito inesperado. Desde entonces, Javier Castillo es uno de los escritores españoles que más venden con autores de renombre como Arturo Pérez-Reverte.

Una historia de misterio ¿típica?

La sinopsis del libro gira entorno a la detención de un hombre que caminaba por las calles de la ciudad con una cabeza decapitada. El chico es internado en un psiquiátrico donde será investigado por el Doctor Jenkins y la agente del FBI Stella Hyden. Al comenzar la investigación se darán una serie de giros que cambiará la vida de los protagonistas.

Reconozco que el inicio del libro me tuvo desconcertada, tanto que pensé dejarlo. No soy de leer mucho thriller y la primera escena que se relata me impactó. Eso sí, merece la pena seguir. El día que se perdió la cordura rebaja su tono tras los primeros capítulos y se hace apto para cualquier tipo de lector, hasta para los más sensibles.

El escritor Javier Castillo en el anuncio de que la novela tendrá adaptación en forma de serie. Fuente: El Español


La premisa es buena, la historia es interesante y llama la atención. Sin embargo, desde mi punto de vista le falta una pizca de originalidad, ya que no me parece muy distinta a una película de las de después de comer un fin de semana. Y eso que tiene momentos en los que sorprende, pero al no profundizar, se quedan en eso. A pesar de ello, es un libro que invita a seguir leyendo. Sobre todo en la mitad de la novela es cuando más engancha al lector. 

Con la miel en los labios 

El día que se perdió la cordura, como ya he comentado, tiene una idea buena pero falla en darle mayor profundidad al relato. Y no solo eso sino que también me quedé con ganas de saber más sobre los personajes, de por qué tomaron algunas decisiones y el cómo llegaron a donde están. Y sin ese desarrollo a mí me costó conectar con ellos, y con la historia en general. Es que da la sensación de quedarse solo en la superficie.

Puede ser que sea por la falta de profundidad en los personajes que tampoco conseguí conectar con la historia de amor protagonista. Sin la conexión puede que no se consiga una experiencia de lectura completa y que sientas en todo momento falta algo. Me hubiera gustado un ritmo más lento aunque el libro fuera más amplio, creo que la novela habría ganado.

Otro aspecto que creo que le hace que pierda enganche y profundidad es la cantidad de flashbacks. De hecho, El día que se perdió la cordura se mueve a base de saltos en el tiempo hacia el pasado y el presente, lo que requiere estar atento y concentrado. Esto, sin embargo, creo que esto también puede llegar a confundir en ciertos momentos porque mientras te engancha esa parte, la siguiente te desconecta totalmente. 

Lectura fácil y entretenida

Dicho lo anterior, debo reconocer que no he leído la segunda parte de esta novela que puede que desvele ciertos aspectos que he comentado que no se conocen sobre los personajes o la historia. Si es cierto que en la segunda parte, El día que se perdió el amor, se logra el desarrollo que se echa de menos en este libro, entonces sí que se daría una bilogía buena y completa. 

Igualmente, El día que se perdió la cordura es un libro que recomiendo para aquellos que busquen una lectura amena y fácil de leer, así como a los que les gusta el thriller. Sin embargo, si estás buscando otro tipo de lectura, puede que no sea el libro para ti. 

Nota: 6,5/10